A Antero
Regalado
Junto
a Antero Regalado
pasé
parte de mi vida.
Él,
la pieza más pulida
que
tuvo el campesinado.
Que
dispuesto, que abnegado
frente
a las dificultades,
el
puño de sus verdades
iba
matando mentiras
y
en las entrañas guajiras
fundiéndose
voluntades.
De
nuestro querido Antero
hay
que hablar mucho, no un día,
ningún
tiempo bastaría
para
presentarlo entero.
Yo
lo vi junto a Cordero
librar
y ganar batallas
envidio
las guardarrayas
que
pesaron su valor
y
tuvieron el honor
de
fundirle las medallas.
Realengo
18 y Ventas
de
Casanova lo vieron
cuando
nuestros campos fueron
marcos
de lucha sangrienta.
En
las horas más violentas
se
enfrentó a la tiranía
y
por una valentía
de
tamaño escepcional
la
misma guardia rural
le
admiraba y le temía.