A
Homero Montesinos
Homero,
inconscientemente
no
te pusieron Homero,
fue
el aviso del lucero
que
se te rompió en la frente.
Homólogo
en nombre y mente
del
poeta de la "Ilíada",
la
muerte llegó callada
envidiosa
y atrevida
y
te cercenó la vida
con
una cuchilla helada.
Cuando
muere un hombre joven
por
esa muerte distinta,
se
hace un lamento la quinta
sinfonía
de Bethoven.
¿No
habrá forma que se innoven
los
designios naturales?
porque
estas muertes fatales
que
ni los sabios controlan
son
un pecado, o se violan
las
leyes universales.
Pensó
en médico el poeta
y
en su mismo "Dispensario"
alguien
rompió el recetario
y
no llegó la receta.
Qué
inmenso azul del planeta
había
en su mirada franca,
y
cuando la muerte arranca
su
vida joven, la faz
era
de paloma y más
blanca
que su bata blanca.
Homero
¿cómo era Homero?,
meditativo
y tristón,
tierno
como el algodón
y
puro como el acero.
Era
de un dulce hablar, pero
ni
cantando sonreía,
siempre
triste, yo diría
que
en esa dulce tristura
estaba
la prematura
muerte
que no merecía.
Más
poeta que enfermero
dio
mas versos que anestesia,
Cuba
supo como Gracia
por
qué se llora a un Homero.
¿Y
por qué murió en enero?
tenía
que ser así,
Martí
nos llegó de allí,
de
un enero hecho bandera
y
es lógico que él naciera
o
muriera con Martí.